DENGUE
17 abril 2020
Miguel Armando
Carrillo Gómez

Estudiante de
Ingeniería Ambiental.
Aedes aegypt es el principal ‘mosquito’ transmisor del dengue. Fuente: Pixabay.
Hoy en día, es muy común hablar de los virus, sobre todo, por esta última pandemia en la que se ha convertido el COVID-19, uno de los integrantes de la familia de los coronavirus. Este viene siendo una gran preocupación para todos los países por los impactos negativos ─sobre todo en la economía─ que supone. El gobierno peruano ya ha tomado medidas para mitigar sus impactos, no obstante, es inevitable preguntarnos lo siguiente: ¿qué está pasando con las otras enfermedades víricas que afectan a nuestro país?
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No es novedad que en nuestro país, el dengue es un gran problema de salud pública. Afecta sobre todo la costa norte y la amazonía de nuestro país. De hecho, el diario El Comercio, el día 13 de marzo, en su artículo que hace una breve comparación entre el dengue y coronavirus, menciona lo siguiente: “Fue en 1991 que se dio la primera alerta sobre el dengue en el Perú, en Piura, donde apareció un paciente infectado. Desde ese momento, la enfermedad brota periódicamente en zonas con mayor temperatura y humedad como Tumbes, Piura, Amazonas, Madre de Dios e Iquitos”.
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Cabezas (2005) señala que el término “dengue” se originó en América entre 1827 y 1828, a raíz de una epidemia en el Caribe que cursaba con fiebre, artralgias y exantemas. Los esclavos provenientes de África identificaron a esta entidad patológica como dinga o dyenga, homónimo del Swahili Ki denga pepo, que significa ataque repentino (calambre o entumecimiento) provocado por un ‘espíritu malo’.
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Además, agrega que la implantación del dengue en el Perú durante el siglo XX está ligado a la reintroducción del Aedes aegypti, principal transmisor de la enfermedad, que, luego de su erradicación del Perú en 1956, reingresó en 1984. En la década de 1990, ocurrió una explosiva epidemia de dengue clásico debido al serotipo 1 del virus dengue, en las principales ciudades de nuestra Amazonía y posteriormente se extendió a las ciudades de la costa norte del país.
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Como se sabe, nuestro país está ubicado en la zona tropical del planeta, donde hay mayor riesgo de transmisión del dengue. Esta transmisión se agrava en verano por las altas precipitaciones, que al dejar charcos crean el ambiente propicio para que el mosquito Aedes aegypt viva y se reproduzca.

Zona tropical, principal zona en riesgo de transmisión del dengue. (Fuente: Organización Mundial de la Salud y el Programa de la Investigación y Capacitación de Enfermedades Tropicales)
Sabiendo estas condiciones de riesgo, ¿qué ha hecho nuestro gobierno para prevenir, controlar, o, en todo caso, mitigar la transmisión de dengue? Tal y como lo indica el artículo de César Prado, publicado en la penúltima edición del semanario Hildebrandt en sus trece: “No se hizo nada por evitarlo”.
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Para Miguel Palacios, decano del Colegio Médico del Perú ─entrevistado por el mismo semanario─, esta situación es inadmisible. "La única novedad del 2020 es que el foco infeccioso del dengue está en Madre de Dios, pero en el 2013 estuvo en Ica y en el 2017 en Piura. Es un mal endémico, que está entre nosotros todo el tiempo, pero que al Estado no le interesa combatir. Los funcionarios del Ministerio de Salud podrán decir que sí hacen su tarea, pero los resultados hablan por sí solos. 14358 casos confirmados y 25 muertes [hasta el cierre de esa edición] son cifras que avergüenzan porque todos y cada uno de ellos se han podido prevenir con un buen plan de fumigación en las casas”.
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Al evaluar esos antecedentes y situarnos en el contexto en el que todas las miradas han sido acaparadas ─por obvias razones─ por el coronavirus, ¿podremos esperar acciones eficaces por parte del Gobierno? Este último 11 de marzo se anunciaba la transferencia de partidas extraordinarias de 265 millones de soles para hacer frente al coronavirus. No hubo ni una sola mención del dengue, que ya va cobrando 25 vidas en solo tres meses. Esto para la doctora Emperatriz Moral, consultada por el semanario antes mencionado, y sus colegas en Madre de Dios, significa que “el Estado espera que el dengue desaparezca con el cambio de estación, de forma espontánea. No importa que cada año se lleve a 25 o a 100 personas, porque a partir de abril el dengue dejará de ocupar las portadas y por lo tanto será un problema menos que afrontar para el gobierno. Esa es la explicación”.