PASCO LUCHA, EL PERÚ NO ESCUCHA
José Miguel
Rojas Espinoza

Estudiante de Biología.
17 abril 2020
Fuente:
Contaminadas por la Minería - Pasco
Las familias de Cerro de Pasco esperaron hasta no poder más, agonizando moral y físicamente. Creyeron en los acuerdos que se firmaron en febrero del 2018 en una reunión llevada a cabo en el Ministerio de Salud, donde figuraban medidas no puestas en marcha desde hace dos años, como “garantizar la continuidad del tratamiento de desintoxicación en algún establecimiento del extranjero” y “proponer convenios con las empresas mineras, a fin de cumplir con la reubicación de sus hogares, amparados en la Ley N° 29293”. Esta última legislación haría que cese la exposición a los metales tóxicos que año tras año ingresan a los cuerpos de sus familias, ya sea por vía digestiva, respiratoria o cutánea, siendo una medida necesaria y de primera importancia antes que cualquier otra.

Mina a tajo abierto en Cerro de Pasco. (Fotografía: Tomas Van Houtryve)
Fueron treinta y cuatro familias en pie de lucha en el año 2017, cinco de ellas decidieron no seguir tolerando la inoperancia de las autoridades, tomar a sus hijos e hijas con síntomas y diagnósticos graves a causa de la bioacumulación de estas sustancias en sus organismos, y alejarse 300 kilómetros de sus viviendas para acampar en medio de la congestionada avenida Salaverry frente al MINSA, en busca de soluciones inmediatas. Han aceptado que “el Perú es Lima”, que la única manera de ser escuchados es protestando en la capital del país y, es cierto, el centralismo invisibiliza las problemáticas de las demás regiones: el centralismo mata.

“Agua es vida. En Pasco, el agua mata”. Este recurso, del cual el mayor porcentaje disponible va a la mina, se encuentra contaminado. “El agua que sale del grifo es amarilla. Si le pones un filtro sigue amarilla. La hervimos, pero de todas maneras esto no sirve”, denuncia Cecilia, una madre pasqueña.

Estado de Laguna Quiulacocha. (Fotografía: La última reyna)
Respirar supone miedo, por las sustancias transportadas en el aire, la tierra debajo de sus pies no puede ser usada para cultivar, la indiferencia del gobierno frente al daño de sus recursos y calidad de vida estremece.
Se alaban mucho los indicadores económicos relacionados a la actividad extractiva en cuestión, pero lamentablemente esta no se ha desarrollado a la par de políticas públicas que reconozcan y se hagan cargo de los peligros que corren las poblaciones aledañas a las excavaciones. Resulta bastante irónico que Argentina, un país donde la minería representa solo el 0,6 % de su economía, cuente con hospitales que brindan atención especializada para casos de intoxicación por metales pesados en niños; mientras que nuestro país, uno que la minería insensible e irresponsable ha hecho suyo, contribuyendo con casi 10 % del PBI, carece de un hospital con dicha unidad.

Niños de Pasco en campamento frente al MINSA. Fuente: Contaminadas por la Minería - Pasco
Según un estudio de la Revista peruana de medicina experimental y salud pública, los índices de plomo en sangre presentados en los niños de Pasco son muy superiores a los aptos para la supervivencia, siendo los principales sistemas afectados el gastrointestinal, neurológico central y periférico, hemático, cardiovascular y renal, con una sintomatología variada, que refleja su acción en distintos órganos. “La prevalencia de intoxicación por plomo (Pb>10 µg/dL) fue de 84,7%”. Para su eliminación deben formarse compuestos atóxicos e hidrosolubles que se excretan por la orina, para lo cual se usan agentes quelantes, esto es, unas sustancias hidrosolubles capaces de penetrar los tejidos de almacenamiento de metales, y con una baja afinidad por los metales esenciales. Dichos agentes tienen la función de reducir la toxicidad de los metales, facilitando su desplazamiento hacia el exterior. De esta manera, en un periodo corto, el daño causado disminuiría.

Fotografía: Luis Enrique Becerra – Noticias SER
Ha pasado un mes de resistencia y lucha de las familias pasqueñas, pero que no ha sido percibida por las masas ni los medios de comunicación. Aun así, lograron el financiamiento por parte del MINSA para tratar a cinco menores en el Hospital Universitario Austral de Buenos Aires y obtener de esa manera la oportunidad de una mejor vida, una por la que aguardan miles de niñas y niños en nuestro Perú profundo, víctimas de un Estado que no los protege. Cerro de Pasco, mientras, empieza a ser considerada lastimosamente una de las ciudades más contaminadas del planeta.